lunes, 6 de septiembre de 2010

Derribando muros



Es una pena que, estando en el siglo XXI la mujer siga teniendo que derribar los muros que una sociedad basada en el machismo le impone. Hace algunos años la mujer no contaba con los mismos derechos que el hombre. Esto cambió, o mejor dicho, pareció haber cambiado, ya que la verdad -por lo menos la verdad peruana- es que la situación no dio un gran giro que digamos. Una prueba de ello se puede encontrar en las empresas o compañías que tienen tanto a hombres como a mujeres como empleados. En la mayoría de ellas, los puestos más altos no están ocupados por personas del sexo femenino, sino más bien por hombres. Además, dentro del mismo escenario, los salarios también son una diferencia entre ambos bandos, puesto que los de corbata y saco reciben uno mayor. ¿Qué está pasando? ¿Por qué es que la mujer tiene que pasar por una cosa semejante? Para algunos la razón de la diferenciación que se hace entre los sexos dentro de una empresa se debe a la maternidad, ya que los que gobiernan en estas ven una desventaja en ella creyendo que la mujer no podrá quedarse trabajando hasta tarde o que no estará totalmente comprometida con el trabajo. Sino, ¿a qué se debe que una de las primeras preguntas que se hacen en las entrevistas de trabajo a mujeres es el estado civil, seguida por "¿cuándo planea tener hijos?". Lamentablemente esa es nuestra realidad -sí, digo nuestra pues soy mujer y en serio siento una gran angustia por lo que de repente me depare en el futuro el buscar un trabajo- pero no debemos quedarnos con los brazos cruzados, algo se debe hacer para cambiarla, cambiarla ya. Yo creo que la solución está en que el hombre cambie. La mujer peruana ya cambió en 1956 pudiendo votar y en el siglo XIX pudiendo estudiar y trabajar, ¿a caso no es hora de que el hombre también cambie? La mujer necesita desarrollarse más pero no puede hacerlo si los estereotipos respecto a lo laboral no se transforman en la sociedad. Si la sociedad le tiene miedo al hecho de que la mujer tenga que ser quien está a cargo de un niño, pues comencemos por ahí: que no sea ella la que tenga-que hacerlo. Un hombre haciendo los quehaceres del hogar o uno alimentando a su hijo recién nacido. No se le pide más. Si puede estar al mando de una compañia enorme, dando órdenes a trabajadores y lidiando con clientes, ¿por qué no podría hacer estas labores?

Fuente: www.elcomercio.com.pe

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